En la Alta Edad Media la sociedad se dividió en tres estamentos: los que combatían (nobles), los que rezaban (religiosos) y los que trabajaban (siervos).
La violencia (y las penosas condiciones de vida de la época) elevaron las tasas de mortalidad.
A una mortalidad elevada debe corresponderle una elevada tasa de fertilidad para que la sociedad sobreviva.
El avance musulmán dificultaba el comercio entre Oriente y Occidente, haciendo de la pimienta un bien cada vez más escaso y, por lo tanto, muy caro. La pimienta es un potente afrodisíaco. Al no tenerla, los europeos apenas consiguieron compensar las altas tasas de mortalidad y la población disminuyó.
El nuevo milenio fue el milenio de la Europa Occidental. Cabe destacar a dos personajes notables: el obispo de Bremen (que adoraba la miel y la caza) y Pedro el Ermitaño (que tenía predilección por los manjares picantes). Entre ambos, consiguieron que los nobles europeos ejercieran la violencia contra los no europeos.
Pedro el Ermitaño, desesperado por la falta de pimienta, elaboró el plan de promover una cruzada para liberar la Tierra Santa de la opresión musulmana, contentando así a Dios (que desaprobaba la pimienta por sus cualidades afrodisíacas) y facilitando la reapertura del comercio para que volviese a abundar la pimienta.
La gente prefería siempre que podía utilizar el transporte marítimo, pero el Mediterráneo estaba lleno de piratas musulmanes, por lo que los cruzados eligieron la vía terrestre. Sabían que este largo camino los mantendría alejados de su patria y sus mujeres durante mucho tiempo.
Excepto en la sociedad vikinga, en la Europa de la Edad Media el varón era el que dominaba. Las mujeres parecían acatar esto, aunque había un proverbio que rezaba “Fiarse de la propia mujer está bien, pero no fiarse está mejor”. En este contexto nace el cinturón de castidad: incómodo para las mujeres pero tranquilizador para los hombres. Esto supuso tiempos prósperos para los herreros y una fase de expansión para la metalurgia europea.
Los musulmanes fueron derrotados y Pedro el Ermitaño pudo satisfacer sus necesidades de pimienta. Los cruzados encontraron en Oriente cosas interesantes y olvidaron su patria y a sus mujeres “cinturones incluidos”.
El comercio de la pimienta entró en una gran fase de expansión. Europa Occidental se convirtió en un lugar “desbordante de vitalidad, energía y optimismo”. Muchos hombres se hicieron herreros, para fabricar llaves que despojaran a las mujeres (a las que deseaban fogosamente por el gran consumo de pimienta) de sus cinturones de castidad, lo que dio lugar a dos hechos:
➢ La creciente frecuencia del apellido Smith (‘herrero’) en Inglaterra, Schmidt en Alemania, Ferrari, Ferrario, Ferrero o Fabri en Italia, Favre, Fabvre, Lefevre en Francia.
➢ El desarrollo de la metalurgia europea (fase de expansión y de “crecimiento autosostenido”).
Como la pimienta no se deterioraba, tenía mucho valor como bien líquido (de liquidez económica). Podía utilizarse no solo como afrodisíaco, sino también como elemento de intercambio.
Esto causó que los mercaderes se convirtieran en banqueros y practicasen la usura, y dado que ser un usurero era pecaminoso, donaron grandes sumas a la caridad e hicieron donaciones a la Iglesia.
La Iglesia invirtió este dinero en la construcción de catedrales, monasterios e iglesias, lo que procuró trabajo y dinero a los albañiles, que a su vez lo invirtieron en pan y ropas, dando riqueza a panaderos y sastres. Mientras, la población aumentó debido a:
➢ La expansión del comercio de la pimienta
➢ Los efectos al alza y a la baja de dicha expansión.
➢ El aumento de la renta per cápita.
La población europea había aumentado de forma considerable, y los europeos merecían un castigo por toda la pimienta que habían consumido. Como la pimienta se vendía principalmente en los mercados urbanos, esto produjo que la gente invadiera las ciudades. La peste que asoló Europa durante 1347 y 1351 fue de origen asiático.
Por aquel entonces no se conocía que el proceso de la infección era del tipo rata a pulga a hombre. Y dadas las deficientes condiciones higiénicas y conocimientos médicos de la época, la población se redujo en un tercio.
La depresión demográfica hizo que los salarios subieran, por lo tanto la gente podía permitirse comprar grandes dosis de pimienta, lo cual hubiera producido una escasez de la especia afrodisíaca de no ser por la “oportuna intervención de los portugueses”.
El rey Enrique de Portugal (llamado El Navegante) organizó una exploración a las costas occidentales de África para hallar un paso por mar entre su país y las zonas productoras de pimienta en Extremo Oriente.
Durante esta búsqueda encontraron pimienta negra en África, de menor calidad que la asiática, “pero no por eso dejaba de ser pimienta”. Mientras tanto, cuando en 1337 el rey inglés declaró la guerra al soberano francés, la había programado como una guerra relámpago, aunque es evidente que no fue así.
El rey inglés había pedido préstamos a los comerciantes florentinos, y cuando en 1340 se declaró en bancarrota y afirmó que no pagaría sus deudas, los banqueros italianos pensaron “Si en el mundo de los negocios no puede uno fiarse de un caballero inglés, ¿de quién diablos podrá fiarse?”.
Por lo que los florentinos sacaron las conclusiones lógicas: abandonaron el comercio y la banca y se dedicaron a la pintura, la cultura y la poesía.
Así se inició el Renacimiento.
Extracto resumido del libro: Allegro ma non troppo