Hay una frase que no es mía que dice “todo lo que se ha escrito sobre los nacionalismos, se ha escrito con sangre” pero si el nacionalismo es separatista, basado en una superioridad de la raza,  también se escribe con sangre y la misma pluma pero, ahora,  además,  la pluma también está llena de mierda además de sangre.

En general, los nacionalismos se forjan en actitudes de raza superior,  utilizando toda una parafernalia de elementos culturales, algunos reales y otros imaginarios o adulterados, para apoyar sus reivindicaciones.  Hay estudiosos del tema que opinan que los límites de un Estado deberían coincidir con los de la nación: con la cultura y las costumbres ancestrales de una determinada región.

Los movimientos nacionalistas tomaron fuerza en los años 20 con el nazismo de Europa y las acciones militares del Japón en Asia. Fueron derrotados en la II Guerra Mundial pero aparecieron otros movimientos independentistas vinculados con la descolonización de África y parte de Asia. Muchos de ellos, ya en plena Guerra Fría, fueron apoyados por Moscú.

Las guerras europeas dejaron naciones encajonadas en un mismo estado y la Primera Guerra Mundial produjo la desintegración de varios estados imperiales multinacionales como por ejemplo el Imperio Otomano y el Astro-Húngaro.

Por lo general los movimientos nacionalistas son la mayoría de índole endogámica pudiendo llegar a producir situaciones sociales muy peligrosas. Estos movimientos nacionalistas que culminan en separatistas desintegradores se articulan en base a la lengua y una cultura propia y otras en diferenciaciones étnicas, prejuicios raciales y superioridad racial. Otros, en cambio,  son estrictamente económicos que quieren independizarse del Estado centralizado al que pertenecen para gestionar ellos mismos sus propios recursos y, en la mayoría de los casos, para ocultar sus vergüenzas envueltos en una bandera que en realidad no tiene reconocimiento.

Hay muchos puntos de vista relativos al nacionalismo: unos piensan que es el mal de todos los males, porque destruye lo bueno de la naturaleza humana y otros piensan que el nacionalismo es la herramienta auténtica para cometer atrocidades y crímenes masivos contra la humanidad. No cabe duda de que la dinámica del nacionalismo y, en especial el nacionalismo rompedor separatista,  es de origen tribal, cavernario e irracional guiado por instintos primarios propio de los reptiles.

Los nacionalismos siempre tienen un elemento en común del que se nutren: el odio a sus congéneres más cercanos a los que consideran una raza inferior que resultan un estorbo para sus ambiciones elitistas más repugnantes.

Ni que decir tiene que en todo movimiento nacionalista existe una gran manipulación interna  y externa que se conjugan  con el propósito de sacar rédito ambas partes (Bipartidismo español-Nacionalismo catalán). Algunos grupo nacionalistas se consideran patriotas y anti-estado como si para ser patriota hubiera que ser anti-algo. Por ejemplo el nacionalismo catalán quiere ser europeo, pero no quiere ser español, están dispuestos a ser colonizados por la UE y no ser ciudadanos libres en el estado español dentro de la autonomía que tiene unos privilegios que no tiene ninguna autonomía del mundo.  ¿Acaso creen que serán recibidos en Europa con los brazos abiertos?, ¿no se les ocurre pensar que Bruselas puede responder, con todas las de la ley aquello de “Roma no paga traidores”?, lo cual demuestra la poca inteligencia que mueve los sentimientos nacionalistas separatistas: no se prodiga la inteligencia sino que funciona por instintos propios de los reptiles, ni siquiera podemos hablar de actitudes cavernícolas o tribales, se trata de un estadio cultural inferior.

Así pues, el nacionalismo independentista catalán es un esperpento propio de seres que no han superado la etapa evolutiva del reptil. Es un mantra repetido durante 35 años en las escuelas para alienar a la ciudadanía desde su más tierna infancia, es una falacia, un callejón sin salida, la mejor forma de sacrificar al pueblo catalán y salpicar de mierda a todo el pueblo español,  creando una crisis que sufrirán todos los españoles por culpa de unos pocos iluminados que no son dignos de ocupar los puestos de responsabilidad que ocupan, puesto que como se ha demostrado son corruptos, mafiosos, evasores de impuestos y capitales y su patria es el dinero, los paraísos fiscales y el desprecio al pueblo español, también a los españoles de la región catalana.

Son una secta mafiosa, una banda de ladrones envueltos en la bandera cuyo partido político tiene 15 sedes embargadas por delitos de corrupción: blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias entre otros. El saqueo producido por el clan Pujol, del que es ahijado el sujeto Mas, se calcula en más de 3.000 millones de euros. ¡Viva la república catalana que crearán estos iluminados!.  Mas ha destruido su propio partido lo que le ha conducido a ponerse de rodillas ante Esquerra Republicana y la CUP dos partidos antagónicos que lo han convertido en un cadáver político que debe ir a la cárcel. Creo que es lo que se merece. ¿Éste es nuestro salvador, el que nos llevará al paraíso, a la tierra prometida? ¡Venga, hombre, venga, a otro perro con ese hueso! Despierta, catalán de buena fe despierta.

Su líder, cuyo nombre de pila es Arturo Mas Gavarró, Artur Mas para los separatistas: en el año 2000 se cambió el nombre ya que le parecía más apropiado, por su rica sonoridad,  para misión de mesías que pensaba llevar a cabo al tiempo que despreciaba la lengua española, que es otro de los puntales del separatismo catalán, la prohibición completa del español en el nuevo estado catalán, el paraíso, el lugar donde conseguiremos todos nuestros anhelos, la gloria,  gracias a la clarividencia, equidad y respeto a sus congéneres del gran mesías santificado por el clan Pujol: Artur Mas o el actual sustituto Carles Puigdemont.

Isidro Padilla